lunes, 9 de agosto de 2010

El comienzo de un deicidio contestatario

He sido censurado en mi cuenta de Youtube, hace unos meses, por subir unos vídeos que grabé en el concierto de Versailles, el primero, que se llevó a cabo en mi cuidad. Debo reconocer que en el concierto nos dijeron que no se podía grabar absolutamente nada, sin embargo, tomé varias fotos y grabé, lo que pude, hasta que no ora los guardias, ora los organizadores, me pillaran y me dijeran que, pues, dejara de grabar no de muy buen talante. 

Cuando esto ocurrió, la censura, me sentí tan pequeño que decidí no hacer una contrademanda, que es válida en Youtube. Sabía, y bien, que esta poderosa y malqueriente empresa denunciante, Japan Wave Perú –ellos no tildan Perú pero yo sí, naturalmente por no solo respeto a mi país sino por una cuestión idiomática, que, sospecho ellos conocen parcialmente, si es que eso no es decir mucho–, tiene buenas conexiones y todas las condiciones, además, de ganar ya que se escudarían en esa estupidez de que estaba prohibida la toma de fotos o grabar, quizá con razón, ergo, me pregunto, ¿es el vídeo que yo grabé, de soslayo, ilegalmente, con tecnología mía, suyo o mío? Una pregunta provocadora con un mucho de vacíos legales de por medio, que, por lo demás, no es el tema al que ataño con este primer –infausto– post.

Pues bien, luego de un súmmum de advertencias un tanto coercitivas, más bien admonitorias, de los lamebotas y correveidiles de turno, esos que siempre están ahí cuando no hace falta, limpiando, aún más, el piso para que la patronal que los desprecia pase y su megalomanía crezca colosalmente, como siempre, me censuraron, a los pocos días de subidos, los vídeos. Las demandantes “oficiales”, al final, no fueron los lamebotas, no, sino Japan Wave Perú y la nipona 株式会社デラクロア Derakuroa, Inc o Delacroix, en buen cristiano, ¿tendrá, esta empresa, algo que ver con el homónimo pintor francés? Sospecho que no mucho–.


Meses después, hoy en la madrugada, cuando quería publicar un par de artículos que recientemente he escrito a propósito de los escritores, la censura (pero la verdadera, la literaria) en mi blog, caigo con la sorpresa de que estaba censurado, ¿la razón? Ah, pues, porque mi blog había sido creado con el mismo correo electrónico con el creé mi cuenta de Youtube, cybernated, ah, qué profético ahora lo veo, mi cuenta logró ser absorbida por la internet. Y con eso que la enormísima Google quiere monopolizarlo todo…

Con este testimonio, es como comienzo este, mi nuevo blog: "profanado". Con título ligeramente cambiado, Idílicos deicidios intelectuales, en vez de Deicidio intelectual. Un título un tanto más romanticón por lo demás, empero, como las apariencias engañan… 

En esta lid, elegí como url "profanado" en una clara reminiscencia al anterior, profanismo, neologismo, sospecho, de mi autoría. Ya que, en buena cuenta, mis cuentas han sido profanadas por la patronal, por el sistema (Google). No deja de ser irónico que, sin embargo, dé un testimonio así bajo un dominio de Google. Una prueba flagrante de que tan estúpidas pueden ser las empresas y de los muchos vacíos legales que existen, ya que, sigo siendo el mismo, aunque con cuenta censurada, el mismo en esencia, aunque con diferente accidente –el blog–, diría Aristóteles.

Fan meeting del concierto de Versailles, 11 de junio, Lima, Perú.

4 comentarios:

  1. ¡Saludos, colega!
    Me agradó la primera publicación de tu blog.
    Por cierto, puedo pecar de impertinente, pero me veo impelido a hacer una pequeña fe de erratas, no de la entrada, pero sí del apartado "Datos personales". En la decimoséptima palabra hay una una consonante y una vocal que brillan por su ausencia. Desde ya, espero ansiosamente por tus futuras publicaciones.

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  2. ¡Alejandro! ¡Saludos! Ni me había percatado de tan flagrante engañifa que, inmediatamente, corregiré. Ya sabes, el escritor nunca vislumbra pertinentemente sus “errores ortográficos”. Aunque, no quiero pasar de pedante, más que “errores ortográficos” son errores de dedo, con eso de los multiusos de estos y de la mano en general, a veces, trémulos, no hacen sino propinar estos “errores”. Empero, te agradezco esta corrección de estilo, muy pertinente, y te exhorto, si no es abuso, a perseguir, cual inquisidor, a cualquier rufián error de este blog.

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  3. Cierto, creo que son errores de dedo. Sin embargo, encontré un error de dedo, de la persona que corrige al escritor. Puedo pecar de impertinente (parafraseando al que corrige) empero me veo obligada a escribirlo.

    "En la decimoséptima palabra hay una una consonante y una vocal que brillan por su ausencia".

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  4. Pues sí, tiene toda la razón. Me equivoqué al escribir dos veces la palabra "una" y ni me percaté en la vista previa. Creo que tal exhortación le iría mejor a Sukzira, ya que ella sí que parece tener alma de correctora de estilo.

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