El fin de semana pasado asistí al CONELIT -Congreso Nacional e Internacional de Estudiantes de Literatura- de este año. Hubieron ponencias muy rescatables a las que no asistí y otras, también buenas, en las que estuve en primera fila. Aunque hubo un tema específico este año, a saber, literatura iberoamericana, los temas cruzaron la frontera y se discutió de todo, como es solencia, además, en todo coloquio o conversatorio. Hubieron dos talleres el sábado por la mañana, recuerdo, que, simultáneamente se desarrollaban:
Taller 1 (Auditorio Principal). La Amazonia (re)visitada: La invención de la
Amazonia y el sujeto indígena amazónico en la literatura de Perú y Brasil. Por Cinthya
Torres (Harvard University)
Taller 2 (Sala de Autor). Elementos para abordar un estudio de la Literatura de viajes:
Viajeros y pasajeros, la travesía de Antonio Raimondi. Por Eduardo Lino (Universidad Antonio Ruiz de Montoya)
Me incliné hacia el taller 1 por su temática amazónica a propósito de las inclinaciones de las fonetistas que imparten las cátedras de fonética en la Universidad, a saber, una inclinación hacia las amazónicas lenguas, léase, asháninka. Por cierto, más que un taller parecía una mesa redonda –estuvimos alrededor de 11 en la mesa y unos veinte como público–, donde se discutió sobre temas la literatura amazónica, naturalmente, matizada con Dante, Vargas Llosa –concretamente El Hablador (1987)–, los sujetos hegemónico y subalterno según Euclides da Cunha y el siempre divertido y sabio Sangama.
Yo, por mi parte, entre tanto literato y artista plástico, propuse una divertida analogía entre lo que proponían Da Cunha y Vargas Llosa. A saber, así como los lingüistas y etólogos de El Hablador vargaslloseano querían alfabetizar a los monolingües machiguengas, a su vez Da Cunha planteaba que la mejor forma de, digamos, civilizar a la selva, a esa jungla dantesca, era la de occidentalizarla. Ahora bien, ¿no es acaso el mismo planteamiento lo que escribió el escribidor en 1987 con lo que acuñara Da Cunha en el decimonónico? Naturalmente, Cinthya, tan conocedora del tema ella, desenvolvió, con desenvoltura mucha, mi idea.
Eso el sábado por la mañana.
A las pocas horas, en la tarde, bien comido y altivo, regreso al CONELIT. Se desarrollaron un par de ponencias sobre: alteridad, el sujeto subalterno, indígenas, niños shipibo-conibo, el sujeto hegemónico, estudios literarios, teoría literaria. Estos últimos, tópicos que fueron abordados a modo de conversatorio, intitulado a esta guisa: ¿Hacia dónde vamos con los estudios literarios en Perú y Latinoamérica? Participaron unas estudiantes de literatura de Perú y Chile, un profesor sanmarquino –Javier Morales– y Meco. El profesor Morales brilló por su magnífica disertación a propósito de que los jóvenes estudiantes leen muy poco o casi nada de crítica literaria y, si así lo hacen, leen solamente a los 3 clásicos paradigmáticos del medio: Ángel Rama, Antonio Cándido y Antonio Cornejo Polar. Este último fue uno de mis soportes para una monografía que he presentado recientemente. Menciono esto porque Meco mencionó que hay un duro debate sobre la vigencia de este autor.
Y, para cerrar como Dios manda el congreso, Claudia Salazar de New York University, habló sobre Isabel Allende. ¿Isabel Allende? Sí, la misma. Su ponencia se tituló ¿Quién escucha a Isabel Allende? Circuitos de la autorepresentación dentro y fuera de la Cuidad Letrada. Amalgamar a Allende y a la Cuidad Letrada suena un disparate, como bien lo dijo la propia Salazar. Sabemos que Allende es una escritora de masas excluida de la Cuidad Letrada, que no es sino una metáfora de la alta literatura –Ángel Rama dixit–. Entonces, ¿qué hay detrás de esto?
Don Jaime Bayly, que aparte de ser figura mediática y virtual candidato a la casa de Pizarro, es, la mayor parte del tiempo, un deicida, quiero decir, un escritor. No tiene convicción política ni erección ficticia, dice. Es bisexual y sexualmente malo, farfulla, cada vez que puede, desde las ventanas menores y palmas, compañeros, ¿no ven que Jaimito está haciendo el chiste de la noche?
Ah, hablar Jaimito o Jimmy, como es llamado en los altos círculos, es hacerlo en broma ya que nunca sabemos, mientras funge de comediante, si es que está diciendo o no la verdad. Ha sido desmentido por su novia, por su novio y por su mujer en la televisión peruana y de alrededores, pero, lo sabemos, a las palabras se las lleva el viento y pero no así a lo escrito bajo largas jornadas en la laptop de turno.
Según Isaiah Berlín, existen dos tipos de escritores: los zorros y los erizos. Estos últimos se diferencias de los primeros por el enroscamiento que sufren en su obra, es decir, no explorar temas nuevos sino se quedan en un solo punto, como el espiral de muerte de Final X, verbigracia, a contra parte de sus similares los zorros. De una apreciación similar es nuestro laureado escribidor arriba mencionado, para peruanizar el asunto.
En esta línea, Baylys –alter ego baylyano del collage de artículos que es El canalla sentimental (2008)– es un escritor erizo, un escritor sumido en el espiral de muerte de Spira –mundo ficcional de el juego ya mencionado–. Y, al igual que Allende, es un escritor excluido de la Cuidad Letrada. Sin embargo, siguiendo la lectura de Claudia Salazar y añadiendo al autor nacional del que trato, tanto Allende como aquel lo saben y, no contentos con eso, naturalmente, construyen un doble discurso. Por un lado se hacen ver como ingenuas víctimas de la alta literatura, denostan su propia obra y se dicen ingenuos ya que ingenua es la manera cómo se presentan al colectivo, además...
Todas estas divagaciones, que no hacen sino crear zozobra porque son meras aproximaciones, hasta ahora un tanto incoherentes, ya que pertenecen a un trabajo mayor que iré deselvonviendo, desde hoy, sobre don Bayly, son a raíz de su última columna que publicó hace, si no fuera por estos escasos minutos, una semana, a saber, el lunes 16 de agosto de este año. En esta columna titulada Maldito spinning que, curiosamente, no está en la página oficial del diario, pero sí en una cuenta de facebook pro Bayly. El escritor en cuestión nos cuenta que, como está gordo, Sandrita, digo, Sofía, su mujer, le dice que le acompañe a una clase de spinning ya que, si vas a ser candidato, tienes que estar flaco. Te conviene bajar unos kilitos, gordi. Te estás poniendo como Alan. El escritor, entre otras cosas, relata cómo sufre en toda la clase y termina el relato aduciendo que lo escribe parado debido a que tiene las posaderas muy irritadas. Todo está bien hasta ahí. Sabido es que Bayly es un escritor autobiográfico y que este episodio probablemente ha pasado, pero hay un pequeño detalle que los baylófilos, que son muchos, no se han percatado, sospecho, y acaso sospecho bien.
En el 2001, después del triunfo presidencial de Alejandro Toledo y algo frustrado, Jaime Bayly publicó El francotirador. Este texto que, no es una novela ni mucho menos un libro de cuentos, es una crónica de campaña, como bien lo hiciera el propio y amiguísimo, por ese entonces, de Bayly, Álvaro Vargas Llosa, allá por los noventa con su crónica de campaña “El diablo en campaña” a propósito del fallido intento de su papi por hacerse del poder. Con una publicación tan fidedigna como lo es ciertamente esta crónica, es imposible que alguien dude y diga que acá Bayly incurre en ficción, ergo, tal libro está dividido ora por crónicas políticas, ora por crónicas personales, de las cuales, de estas últimas, hay solo 4.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver este libro con el artículo que publicó, hace una semana, el autor de La noche es virgen? Ah, tiene que ver que, al parecer, Jaime ha caído en un facilismo literario. ¡Ha publicado en el periódico, ligeramente cambiado más bien adaptado a las circunstancias actuales, una crónica que había aparecido casi nueve años atrás! a saber: Mi primera clase de spinning. Como decía Odría hechos y no palabras, a ver, pues, más imágenes y menos perorata:
Mi querido amigo, al parecer hiciste bien tu trabajo de investigacion, yo creo que bayly tiene perdon de dios en ese caso, recordemos que tambien paso cuando presento su libro "El canalla sentimental".
ResponderEliminarLa cronica del pollito miguelito, fue publicada en el diario correo, en donde bayly publicaba antes, muchos meses antes que la entrega del libro.Ese hecho causo que beto ortiz, a quien me recuerdas por cierto, se rasgara las vestiduras y ponga el grito en el cielo.
A mi parecer un escritor tiene derecho a rescatar, volver a usar, reciclar sus ideas, cuando se le antoje o sea necesario, ya que son propiedad intelectual de cada uno. Atte Aleister