viernes, 3 de junio de 2011

Votar por Ollanta Humala


Este domingo 5 de junio se cumplen 2 años de lo ocurrido en Bagua. Este 5 de junio, curiosamente, se celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del periodo 2011-2016.

A los dos candidatos ya los conocemos de sobra. La candidata Fujimori estudió con el dinero de todos nosotros, detentó el poder –fue primera dama de la Nación–, avasalló a su madre y apoyó el miasma del gobierno del dictador alias presidente Fujimori. Actualmente es congresista de la República con un total de cero leyes planteadas y apoyo inánime al entreguismo de la sierra y la selva: sí, K. Fujimori y su bancada apoyaron el Baguazo

O. Humala luchó contra el terrorismo en ese mismo periodo –esto lo narra, magistralmente, el propio Humala en un libro que los voceros de K. Fujimori intentaron desacreditar, haciendo de éste una pésima y sesgada lectura–, se rebeló contra la re-reelección de alias Presidente Fujimori y ha tentado el cargo de presidencial una vez. Se lo acusa, además, de ser un ahuyentador de la economía, cuando en nuestro país la economía está totalmente avasallada a los misterios del Gran (Otro) capital, los designios de los extranjeros y del poder tergiverzante de la prensa rapaz. Además, se dice de él que está aliado con Chávez y que implantará una suerte de República Bolivariana del Perú cuando, en realidad, está aliado con economistas y pensadores renombrados del medio local e internacional.

En esta línea, a la candidata  Fujimori la apoyan oportunistas como un hombre que ha renegado de su apellido y le ha antepuesto la partícula “de” o  lobistas norteamericanos de ocasión.

Este domingo, pues,  aunque muchos de mi generación no quieran entender, aunque muchos empresarios lo quieran esconder y, por sobre todo, aunque la gran prensa lo pretende distorsionar, elegiremos entre la memoria o el olvido: entre la falta de identidad nacional, el entreguismo, el clientelismo de siempre (entendido como chorreo, asistencialismo, etcétera); o una propuesta concertadora de voces, receptora de ideas y críticas, merced de construida por los pensadores y tecnócratas serios y comprometidos.

Por eso yo voy a votar por Ollanta Humala.

domingo, 1 de mayo de 2011

No una sino muchas muertes

Cuando escucho acerca de la profecía Maya o cuando algún cristiano me asegura que el fin del mundo está cerca o cuando, ahora nomás, las gentes creen que Ollanta es el próximo  Rasputín, no hago sino reírme. Me río de buena gana, con ese denuedo que rajan las bromas que, por lo malísimas, dan risa. Me río de que, a pesar de los años y la arrolladora historia, aún la gente pueda tener esas creencias tan oscurantistas y si acaso dogmáticas. Pero no los culpo, no. Son creencias después de todo, jamás ideas, jamás. Son, parafraseando a Derrida a propósito del monolingüismo, prisioneros –no se su lengua como diría el argelino– de la embrutecedora mass media, que sigue canonizando papas mientras niños árabes se inmolan por su religión, pregonando bodas bobaliconas, cuando matan al hijo de Gadaffi y la situación en Libia se vuelve cada vez más insostenible;  y, claro, ocultando información incómoda y propagando la más cómoda, como una misa avasallante, o la espectacularización de lo privado ¿valdría decir la putatización de lo privado?, por decir algo.

Y recuerdo a Hinostroza, a lo del oscurecimiento de la oscuridad: lo poético, de un viernes de nostalgia y búsqueda. Recuerdo las muertes de esta moribunda, ¡por fin!, semana. Recuerdo una advertencia de muerte: leí en el blog de nosequién que falleció Rojas, mientras que en los pasillos de Letras cantábamos obituarios a Zavalita ¡ya quisieras, cabrón!, a Zavaleta, digo, con el perdón. Y el sábado ¡oh Sabato!, el sábado ¡nos levantamos con otra muerte, Congrains! Recuerdo las risas que sacaba, cojonudamente, Bayly cuando lo veo hecho un esperpento reaccionario en la caja boba. Y la nostalgia, los recuerdos aparecen, asechan. Pero es el 2011 y el nueve-once ya fue ajusticiado y Obama, y no Osama, será reelecto. Y todo no fue sino un sino de muerte en esta semana que languidece.

lunes, 4 de abril de 2011

5 de abril o el día de la memoria

Hace 19 años Alberto Fujimori se hizo dictador. Era el Presidente de la República y estaba desesperado por su falta de poder congresal, por su falta de poder en general. Desde las sombras –como siempre–, su secuaz más leal, Vladimiro Montesinos, le sugirió un golpe de estado. El Chino pasó saliva, sudó frío y trastabilló:

                  –Déjeme terminar, ingeniero. –Dijo cínicamente su asesor–. Lo que necesita es un autogolpe de estado, pues. Relájese.

                  –¿Eso es posible? ¿No es anticonstitucional, acaso? –Espetó  Fujimori, hesitando.

Y el golpe lo dio en la noche del primer domingo (5) de abril de 1992. Mientras él, el presidente electo gracias un proceso democrático se hacía presidente de facto por televisión –curioso es, además, señalar que, 8 años más tarde, renunciaría por fax a la presidencia–; tanques, diversos comandos del ejército y policías militarizaban Lima, sitiaban su propia cuidad. El Congreso de la República y el Poder Judicial, a saber, los otros dos poderes del Estados quedaban disueltos. Disueltos temporalmente, era la muletilla que rezaba el dictador. Los periódicos y hasta el Colegio de Abogados de Lima no quedaron exentos del sitiado militar, por órdenes expresas de Vladimiro Montesinos abaladas por el maniquí Presidente. El pretexto: aprobar leyes antiterroristas. El objetivo real: hacerse dictador y saquear el país.
Es cierto que por aquel entonces, y desde los ochentas, el terror reinaba las calles; pero cierto es también que, desde el primer galopante gobierno de García, la policía venía haciendo una labor de contrainteligencia para capturar al Presidente Gonzalo, líder de Sendero Luminoso.  
El autogolpe Fujimori, en suma, fue una estafa de pretensiones miguelangelescas, ideada por su secuaz.

Pero, ¿por qué recordar todo esto? ¿No es acaso mejor olvidarnos de todo lo malo y mirar con optimismo de cara al futuro? El optimismo es necesario en un país multilingüe y, por añadidura, multicultural, amén de emergente, como el nuestro; tan mutilado, además, por el obscurantismo europeo y la estupidez convencional; como necesaria también es la MEMORIA. Un país sin memoria, aunque esto suene manido, más bien anquilosado, siempre recaerá en sus errores del pasado.  Si queremos, pues, ser un verdadero Estado-nación y no un anexo bananero del capitalismo tardío tenemos que tener MEMORIA.

Mañana el diario La República publicará, gratuitamente, el DVD del caso La Cantuta. Además, aunque la gran prensa lo minimice, mañana se realizará una movilización contra este lamentable hecho. 

No hagamos que la historia se repita, recordemos. No votemos por Keiko. No votemos por los extranjeros. Somos peruanos, siempre.

domingo, 27 de marzo de 2011

El paroxismo electoral

“Los más entusiastas hinchas y seguidores del
Gringo Ingo de Totoritas son, a la vez,
odiadores acérrimos de la candidatura del bolivariano,
a quien el fashion emergency y el discurso de con la puntita
 nada más parece haberle dado un magnífico resultado".

Las elecciones han tornado un giro poco convencional, dicen. Que es un quíntuple empate, rechinan. Que todo es anomia, ¡descontrol!, que no se sabe quién ganará, que cualquier cosa puede pasar, balbucean. ¡Ay, mamá, diría Fidel Castro, la historia los absolverá! Sospechan los dinámicos historiópatas que no entendieron a Edward Carr ni a Pierre Vidal-Naquet ni, mucho menos, la imagen de la historia pero, cómo no, sí entendieron, y al dedillo, la historia contada y masticada por los grupos de poder, los de siempre, pues.  

Desde hace días, además, y con el  espaldarazo mediático que recibe el candidato norteamericano y los desatinos de los allegados del  pseudo partido de la chacana, como el de su presunto Alzheimer, verbigracia; éste, el lobista de la Casa Blanca, ha subido como la espuma. No la vallejiana espuma de la escritura, no –que magistralmente cita Carmen Ollé en su última novela–, sino la de la medianía limeña.

Entre el sida, el cáncer, la cirrosis y el Alzheimer

Como bien lo señala el periodista Christian Manrique en su cuenta de Twitter: “entre el sida y el cáncer, prefiero la cirrosis. bienvenido @atoledomanrique #chauperu” [sic]. El miasma electoral se está tornando tan turbio que, además de elegir entre cruentas enfermedades: ¿Acaso lo haremos, como en el 2006, enfocados hacia el políticamente correcto mal menor?

O quizá, cabría preguntarse, lo que preguntó Santiago Pedraglio el viernes en Peru21 y nos lo recuerda hoy Pedro Salinas en el mismo pasquín: ¿Qué va a suceder si justamente estos dos que están subiendo en las preferencias llegan a pasar a la segunda vuelta?

jueves, 10 de marzo de 2011

La nece(ci)dad del empresariado en la política

La marca país que tanto pedía el empresariado peruano, por fin, ha visto la luz. Hoy jueves 10 del corriente se ha presentado la marca Perú, a saber:


 
La imagen, además de dar la impresión que está en minúsculas, ostenta una “p” desproporcionada a las demás letras. Esta “p” como bien lo explicó hoy en la mañana el titular del Ministerio de Comercio Exterior y de Turismo, Eduardo Ferreyros, en una radio cercana al Gobierno y que el  El Comercio, diario harto más próximo al régimen de turno, transcribió:  “La letra P hace alusión no solo a las Líneas de Nasca [sic]. El espiral que la forma también lo vemos en Caral y es un símbolo universal de continuidad. Al centro hay una arroba que es símbolo de modernidad y que en un trazo continuo forma la palabra Perú”.

Ya. Es decir que amén de la globalización tenemos que mimetizar nuestra cultura con la cultura extranjera para hacernos más amigables con los otros, que, en cierta medida, son nuestros patrones. Hombre, pero si es una arroba que es símbolo de modernidad.

Ahora bien, el lanzamiento de la marca país se hizo porque, casualmente, hoy se inicia la Feria Internacional de Turismo de Berlín (ITB). Asimismo, mañana el símbolo será presentado en el marco de celebraciones de denominado “Día del Perú” que organiza la Bolsa de Valores de New York. Pues… todo un golazo peruano, ¿eh?, que los más festejarán, los niños pobres ni se enterarán y, claro, el empresariado chileno, primero y el peruano, después, aplaudirá a más no poder.

Esta marca es el triunfo del gran capital hacia la política del país. La marca país es el comienzo del avasallamiento de nuestra política hacia el gran capital en desmedro del nuestro. Es, en suma, el triunfo de un modelo hegemónico que languidece pero que, aún así, todavía puede burlarse de los cegados por una codicia falaz. Qué vergüenza, hasta mi país está limitado por un copyright.

lunes, 7 de marzo de 2011

Quásar / El Misterio del Sueño Cóncavo

I join these words for four people,
Some other may overear them,
O world, I am sorry for you, 
You do not know these four people. 
Ezra Pound




    
 
Tu mano de garra pudo acariciarme la frente;
/pero no lo hizo.
Tus tetas de barro pudieron descolgarse sobre mi rostro;
                                                                        /pero no lo hicieron.
Tu sexo andrógino no se permitió debilidad alguna.
Recorres en silencio el silencio del cuarto
con una cabeza humana entre tus dientes.
¿Dónde está ahora tu cuerpo, pequeño tigre?
Las sábanas de la noche están mojadas de esperma
                                                                /de sangre y de sudor.
Mi miedo es mi brújula y mi miedo, pequeño tigre,
es el centro de tus círculos concéntricos.

Abismo es la distancia entre el arco más alejado
                                                          /de tu asedio
y el mueble punto sobre el que te ciernes.
Sentado sobre el catre blanco trato de replantear
/el Este.
Tus ojos espejo continuaron la senda helicoidal
Y se bebieron toda la luz;
tu tráquea ha sorbido todos los ruidos.
Tu cola sincéntrica ha enlazado todas las distancias.
Abismo es la distancia que nos encuentra, pequeño tigre.
Busco en mis planos la estructura del asedio;
sólo encuentro a Tokyo en la palma de mi mano.
Abismo es la distancia que nos devuelve, pequeño tigre,
a un orden nuevo.

La palabra “real” tomada en sí misma es difícil
                                                               /de comprender.
En viejos ascensores atascados recorrí segmentos
                                                                 /del asedio
¿persiguiendo? Las huellas invisibles de tu paso.
Nada se ve, nada se escucha, oh imbécil amo del silencio,
en este limbo espeso como la brea: todo se siente.
Yo siento el pesado aliento del viaje de tus pómulos,
                                                                      /pequeño tigre.
Huyo al baño para tratar de resolver el asedio.
La toalla inmaculada pende de un gancho de aluminio
desplomándose como una catarata detenida.
                                              
Me miro en el espejo, hace demasiado calor,
                                                      /y me pregunto:
“¿Es esto real?”

Saco mi lengua reseca y mi lengua, pequeño tigre,
lame la pelambre regular de tus lomos;
                                                   /sin tocarte.
Eres bajo una forma de ser
que toda mi experiencia anterior me dice que no es.
Eres igual a mí pero vacío.
Y sin embargo eres costumbre cuerda nudo asombro alisio.
si en realidad habitas mi páncreas, mi hígado y mi recto.
De cara al espejo entiendo la geografía de tu asedio,
pequeño tigre, la nomenclatura de tus esferas.
Yo soy la duda y el que duda.



Existe un lenguaje sin género ni número,
sin caso ni tiempo ni modo, sin activa ni pasiva.                                              
El nombre del lenguaje está inscrito en signos binarios,
Con largos fémures bajo la forma de pequeños rabitos.
Ninguna realidad está debajo de ese lenguaje;
sus palabras no mencionan objeto alguno.
Con ese lenguaje construyo el abismo que nos encuentra,
                                                                  /pequeño tigre.
Mis sonidos se sustentan en el error,
tus movimientos circulares son la naturaleza del cortejo.
Sigues siendo, pequeño tigre, sigues rodando.
Sigues burlándote de mi grosera semiología, sigues girando.

Mi cuerpo volvió a sentir la torpe necesidad de la colcha.
Dejé el baño; cerré la puerta; regresé al catre (blanco).
Un lago obscuro se eleva sobre sí mismo
levantándose en espiral desde el centro de un ruido.
Capas sucesivas y tibias comenzaron a desprenderse
                                                                    /de las superficies del lago
desplazando el oxígeno, invadiendo cada zona del cuarto.
Un violento olor me sumergió adentro
por los canales discontinuos de la metástasis. . .
. . .
Has meado, pequeño tigre:
¿es ésta la señal de tu permanencia?


Tendido de cara al techo imagino la curvatura
                                                                    /del asedio.
Intento reconstruir la historia con un juego de espejos
colocados en un solo tiempo.
Un sueño es un acto de inteligencia.
Vagas y obscuras formas comienzan a delinearse
con la misma irregularidad limítrofe que la de la costa
                                                                           /y el mar.
Ya no me muevo;
el cansancio y el sudor han tomado por asalto mi cuerpo.
El abismo se colma; los espejos ya no refractan;
ubres umbilicales interpretan las geometrías.
Mi tacto y mi olfato fundarán el universo.

Tu cuerpo, pequeño tigre, se tiende sobre el catre
                                                                           /junto a mi cuerpo.
Mis uñas raspan desde el temor los cursos laterales
                                                                     /de tus lomos;
viejas cicatrices se abren paso entre mis dedos
dejando una estela segura.
Zonas gélidas, zonas tórridas, se suceden en transición.
Ya no hay delante, debajo, encima ni detrás;
sólo permanece el entre, llenándose y vaciándose,
siguiendo el ritmo de las branquias de la noche.
La esperma, la sangre y el sudor suplantan al catre.
Aparecen los falos.
Monte sobre trueno; viento sobre viento; trueno sobre
                                                                             /fuego.

Yo siento tu falo, pequeño tigre, horadando mis cavidades;
                                                                                    /devastando.
Continuando un movimiento natural que nos contrae
adentro, adentro, hasta las arcaicas simas.
Mi temor encuentra un nuevo espacio:
temo que mi falo te aniquile, pequeño tigre.
Ese nuevo espacio es falso; no hay espacio.
No tengo aire; tu aliento lo trasforma todo en azogue;
                                                                            /no tengo aire.
Mi falo se eleva sobre sí mismo
iniciando un viaje esférico que lo resume todo
(el espejo, el abismo, el lenguaje, el baño)
en un solo movimiento.
Y al final de su recorrido la redonda morada apareció
                                                          /en su exacta ubicación:
mi falo perforó hasta tu último quark.

Todos los sentidos convergieron; todos los movimientos.
Un viento huracanado revolvió el cuarto
girando en torno al eje de la doble cópula.
Por primera vez te veo, pequeño tigre;
tendido, extenuado, hermoso y limpio.
La noche comienza a perder densidad.
Tu cuerpo comienza a perder consistencia.
Un irreparable orden ha quedado suspendido en la
                                                                /trastienda.
Hemos engendrado, pequeño tigre, la miseria de una
                                                             /metáfora útil.